Los conflictos son parte del día a día, foman parte de nosotros y sobre todo, son una gran fuente de aprendizaje. Lo más importante es saberlos gestionar y aprender de ellos, porque aunque nos parezca que no nos puedan aportar nada nuevo siempre hay algo nuevo que nos puede aportar para los siguientes, sobre todo porque los conflictos son inevitables.
Hay seis formas de tratar una situación conflictiva:
- Escapar: O lo que es lo mismo, evitar. El conflicto no se trata y la situación sigue tal y como está o empeora. Está claro que ninguna de las partes gana nada. Se trata de un perder-perder en toda regla.
- Luchar: En este caso tenemos un ganar-perder porque una de las personas tiene como objetivo de ganar, conquistando a su oponente y hacer valer su postura ante la resistencia de los demás.
- Rendirse: el que cede directamente, se rinde y se retira perdiendo. Es un caso perder-ganar.
- Eludir responsabilidades: Cuando una confrontación es demasiado para alguna de las partes, delegan la decisión a otros, que resuelven el conflicto por ellos. Con este tipo de decisiones es imposible determinar en qué punto estamos, pero hay un riesgo muy considerable de que ambas partes pierdan.
- Llegar a un acuerdo: La idea es buscar una solución aceptable para ambas partes, aunque la misma no sea del todo ideal. Dependiendo de hacia qué lado se mueva la balanza tendremos una ganar-perder o viceversa.
- Alcanzar un consenso: Ambas desarrollan una solución óptima para las dos partes. Es un clarísimo ganar-ganar. Ambas partes trabajan en equipo para realmente solventar el conflicto.
Fuente: Krogerus Mikael y Tschäppeler Roman (2008) «EL PEQUEÑO LIBRO DE LAS GRANDES DECISIONES» España. Editorial Alienta.