Hoy se celebra el Día Internacional de las Bibliotecas. Esta fecha fue elegida para recordar la destrucción de la Biblioteca de Sarajevo, en el año 1992 durante el conflicto de los Balcanes y se conmemora en España gracias a la iniciativa que tuvo al respecto la Asociación de Amigos del Libro Infantil y Juvenil.
En la noche del 25 de agosto de 1992, la biblioteca fue atacada en cuatro puntos diferentes y alcanzada por 25 proyectiles incendiarios. 40 bombas fueron lanzadas en las calles vecinas imposibilitando salvamento alguno. En pocos minutos, el rugido de las llamas ensordeció el lugar. Todos los bibliotecarios y muchísimos voluntarios acudieron en seguida y formaron una desesperada cadena para rescatar los libros. Hubo personas que incluso, perdieron la vida en ello. Tristeza, frustación, rabia, impotencia…
De los casi millón y medio de volúmenes, sólo quedaron las cenizas. Solo un 10 % de los documentos escapó a la destrucción. Los restos ennegrecidos de todolo demás, de un valor cultural e histórico incalculable, flotaron sobre la ciudad durante los días siguientes.
«el cielo estaba oscurecido por el humo de los libros, páginas calcinadas se levantaban en el aire, flotaban por un instante y volvían a caer como una nieve negra por toda la ciudad»
Leyendo el Blog del «Rincón del Bibliotecario» encontré este documento: «Cuando la memoria se convierte en cenizas…» Impresionante. Se trata de un documento que relata cómo muchas guerras acaecidas durante el siglo XXI nos han ido quitando parte de nuetra memoria, la memoria de todos nosotros, porque tal y como se cita en el texto «destruir la memoria significa despojar a un individuo o a un grupo de su principal herramienta para darle sentido a su presente, pues el ser humano necesita extraer de su pasado las respuestas necesarias para comprender su actualidad y actuar en la construcción de su porvenir».
“Sabemos que la pérdida de la memoria hipoteca el futuro. Quien no pueda aprender del pasado queda condenado a aceptar el futuro sin poder imaginarlo” (Eduardo Galeano, escritor uruguayo)
Una guerra no implica solamente apoderarse de bienes, personas y territorios: también necesita borrar la memoria del oponente, sus recuerdos, las razones que sustentan su identidad y lo empujan a resistir, a luchar, a vivir. En este sentido, la destrucción de bibliotecas, museos y archivos no sólo es un objetivo de guerra: es una estrategia de destrucción.
Respecto a la destrucción de la Biblioteca de Sarajevo, os dejo también el enlace de un documental de TVE que lo relata de una forma magistral, a mi juicio.
Volviendo a la actualidad, creo que no hay dudas de que corren malos tiempos para la inversión en cultura y entre todos debemos aprovechar la ocasión que nos presta esta celebración para concienciar al resto de la ciudadanía y reinvidicar el papel que desarrolla el servicio público de préstamos de libros.
Y para terminar, permitidme una recomendación más. Leyendo el blog «Bibliospectiva» descubrí un nuevo libro, que justo hace nada, acabo de terminar de leer.
«Las bibliotecas del mundo antiguo», de Lionel Casson
Merece la pena leerlo, es un libro que engancha, sobre todo para aquellos a los que les guste la historia y los libros. Aborda el tema de las bibliotecas en la antigüedad de una forma bastante exhaustiva. Te enseña cómo eran las formas de organización de las primeras bibliotecas, cómo se adquirían y se publicaban los libros en el mundo grecoromano, quiénes eran sus usuarios y cómo la Cristiandad transformó la naturaleza de estas instituciones.
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